Esta pregunta nos lleva a una respuesta aparentemente obvia, pues es el cliente.
Sin embargo las mismas se van solventando en un binomio, entre el cliente y su consultor, es decir el profesional encargado de generar el concepto arquitectónico. Y véase que la obra que surgirá no es una imposición del consultor, o no debiera darse así, sino más bien, tiene que surgir de la sinergia de dos entendimientos, el cliente y su consultor.
En algunos casos el cliente prefiere trasladar sus ideas a un “buen maestro de obras”, que al final terminará realizándose en buena hora, lo que el cliente tenía en mente. O lo más seguro, lo que el maestro tuvo a bien entender lo que el cliente quería. También puede suceder, con algunos profesionales en nuestra rama, que de mucho renombre, le imponen al cliente su gusto y lo que creen debe ser la obra.
El verdadero artista, el verdadero profesional interpretará los gustos del cliente y combinará las necesidades con los criterios técnicos y su toque personal, para realizar una verdadera y única obra, que será la obra maestra para el cliente.